Hacia un Ecofeminismo Libertario

Elegimos para la ocasión compartir algunos aportes de tres grandes corrientes del pensamiento y la acción política para sobrevivir en la pospandemia y para recrear acaso un mejor entorno para el cuidado y la reproducción de la vida en nuestros territorios; nos referimos al anarquismo, el feminismo y el ecologismo, dentro del paradigma de los derechos humanos. 

Consideramos que se trata de tres grandes ríos que si bien se los suele pensar por separado, podemos forjar un horizonte de conjunto, un mapa de sus potencialidades sinérgicas y sus complementariedades

Entendemos que los sistemas de dominación y explotación  nos atraviesan cada día de nuestras vidas y no nos dejan ser libres o llanamente nos exterminan por ser mujeres, niñxs, pobres, trans, indígenas, negrxs. 

Es por ello que necesitamos generar un pensamiento social complejo que jerarquice la vida en su pluralidad y no la existencia privilegiada de unos pocos.  

¿CÓMO LLEGAMOS HASTA AQUÍ? 

No necesitamos ser expertas en la materia para entender que la pandemia del covid 19, junto con sus antecesoras y a riesgo de hacer futurología, sus sucesoras, tienen (y tendrán) causas ambientales. Otro producto del capitalismo colonial y patriarcal, impensada sin la destrucción de la madre naturaleza. 

Debemos repensar nuestro lugar en el concierto mundial como especie, quitarnos del medio y cambiar de raíz la relación meramente instrumental con los ecosistemas de los cuales dependemos para sobrevivir. 

La valorización financiera del capital transnacional no puede seguir avasallando los límites naturales que la reproducción de la biodiversidad supone, como nunca antes vemos la contradicción estructural entre dicha valorización y la sostenibilidad de la vida y la salud en su conjunto.

 

MÁS QUE UN RÍO UNA MAREA. EL FEMINISMO DE LA CUARTA OLA.

Es tanto lo que nos sacudió la marea, lo que nos trajo, que no es sencillo elegir solo algunos de sus aportes.

No obstante nos vemos interpeladas en la siguiente cita de nuestra querida bruja compañera Silvia Federicci 

“Está claro que los efectos de la destrucción capitalista del ambiente han impactado en las mujeres más que en los hombres porque nosotras estamos directamente involucradas en la reproducción de la vida.” y sigue...

El proceso de reproducción ha creado lazos muy importantes de la mujer con el ambiente natural. Por eso no me parece casual que las feministas y otras mujeres hayan sido las encargadas de ampliar el discurso crítico de los ecologistas contra el capitalismo. Han comprendido más directamente toda la implicación de la destrucción de la naturaleza en nuestra vida, y han tratado de entender cómo el capitalismo busca explotar, apropiarse de la producción de la vida, dominar todos los sistemas y procesos que la producen, transformarlos en procesos y sistemas que producen ganancias, encauzar las fuerzas productivas del cuerpo de las mujeres y de la naturaleza hacia la acumulación. 

Las mujeres han sufrido en su propio cuerpo esa apropiación, la distorsión de su capacidad de crear la vida, la penalización del control de la procreación, de su sexualidad. A partir de esas experiencias han comprendido que el patriarcado y la destrucción de los elementos de la naturaleza son parte de un mismo sistema de pensamiento y dominación.”

Las transformaciones que el feminismo agencia, recién empiezan. En esta dirección queremos añadir que no puede haber agroecología si no se revisan las violencias basadas en la desigualdad de género que afecta a toda nuestra sociedad, incluso en las propias organizaciones socioambientales. El cambio en la relación con la naturaleza, ese retorno a la relación simbiótica y respetuosa, debe ir acompañada de un cambio análogo en las relaciones entre hombres mujeres y niñxs. Cambio que implicará la pérdida de privilegios con los cuales los varones cis blancos adultos de clase media alta sin discapacidades visibles, cuentan hasta ahora.

¿CUÁL ECOLOGISMO?

Nos identificamos con un ecologismo que critica el modo de producción capitalista, el extractivismo y sus múltiples formas, la sociedad industrial y de consumo que más que nada produce desechos y despojos. Ecologismo que nos señala que somos una especie más en la extraordinaria biodiversidad planetaria y que debemos empezar a comportarnos como tal, que somos ecodependientes e interdependientes.

Para reconocernos en esa inter y codependencia precisamos revisar nuestra forma de relacionarnos, ejercitar la sororidad con las mujeres que nos rodean, la empatía y la solidaridad con las personas vulnerabilizadas para empezar desde abajo lenta, pero sostenidamente,  a recrear la comunidad humana sobre nuevas bases. 

Con  admiración respeto y esperanza aprendemos de  las mujeres originarias del feminismo comunitario, que junto a otros movimientos y corrientes de pensamiento y en distintas latitudes de nuestra Abya Yala van tejiendo el Buen Vivir, como un nuevo modo de organización social. 

 

NI DIOS NI PATRÓN NI MARIDO NI PARTIDO

El rico mosaico  que componen las ideas ácratas dificulta, nuevamente, una selección que sirva de muestra de su potencial emancipador, pero vamos a hacer el intento.

Retomamos una definición. Anarquía, etimológicamente, significa estado de un pueblo, o más exactamente, de un medio social, sin gobierno.   

Como ideal social y como realización efectiva, escribía Sebastian Fauré, la Anarquía responde a un modus vivendi en el cual “el individuo no tendrá más obligaciones que las que le impone su propia conciencia.  El poseerá la facultad de entregarse a las aspiraciones reflexivas de su iniciativa personal, gozará del derecho a probar todas las experiencias que se le muestren apetecibles o fecundas, se comprometerá libremente en los contratos de toda  especie que, siempre temporarios y revocables, le ligarán a sus semejantes y, no queriendo hacer sufrir a nadie su autoridad, en justa reciprocidad se negará a soportar la autoridad de quienquiera que fuere. De este modo, soberano dueño de sí mismo , de la dirección que le plazca dar a su vida, del empleo que haga de sus facultades, de su actividad productora, de sus relaciones de simpatía, de amistad y amor, el individuo organizará su existencia como mejor le cuadre: irradiando en todos los sentidos, gozando en todo género de cosas, de su plena y entera libertad, plena y enteramente igual, de la demás individuos.”

Tempranamente, no obstante, advertía Virginia Bolten que la plena libertad y los placeres de la vida estaban particularmente vedados para las esclavas de los esclavos.Escribía ya en 1896, en el primer periodico anarcofeminista del país y de la región “La voz de la Mujer”

“Hastiadas ya de tanto y tanto llanto y miseria, hastiadas del eterno y desconsolador cuadro que nos ofrecen nuestros desgraciados hijos, los eternos  pedazos de nuestro corazón, hastiadas de pedir y suplicar, de ser el juguete, el objeto de los placeres de nuestros infames explotadores o de viles esposos, hemos decidido levantar la voz en el concierto social y exigir; exigir, exigir decimos nuestra parte de placeres en el banquete de la vida”

Si bien es posible desarrollar algunas prácticas libertarias en el presente -y festejamos y abogamos porque así sea-, adherimos a la idea de que solo es posible llegar a esta forma de organización social por medio de un cambio radical y profundo del estado actual de las cosas, para lo cual necesitaríamos, en primer lugar, organizarnos horizontalmente entre pares. 

Tampoco podemos dejar de mencionar las ideas y la praxis del apoyo mutuo, la cooperación, el método asambleario que urge multiplicar y fortalecer;  el antimilitarismo, el anticlericalismo,  la autogestión y la autodefensa.

MANIFESTAMOS QUE...

La revolución feminista va de la mano con la lucha por recuperar la biodiversidad en nuestros territorios.

Hablamos de diversidad en el pensamiento, en la naturaleza y en la humanidad. La diversidad nos alimenta, nos abraza, nos identifica, nos diferencia, y al mismo tiempo nos encontramos en ella reconociéndonos pares.

No podemos concebir la idea de que exploten los recursos naturales para obtener ganancias, los cuerpos y los territorios no somos mercados, las prácticas extractivistas propias de los sistemas capitalistas arrasan con la vida en todas sus formas, nos matan, nos envenenan, nos expulsan, nos desaparecen en favor de los mercados. 

Los mercados no pueden ser el centro de la estrategia económica, debemos dejar de ser sujetos de consumo para evaluar alternativas y ponerlas en acción; la economía social, la soberanía alimentaria, el trueque, el acceso a la tierra, el reconocimiento de la propiedad comunal ancestral de los territorios reclamados y en posesión de las comunidades originarias, la solidaridad, la empatía, la interdependencia con el planeta, el pensarnos como parte de un todo, entender la codependencia con la naturaleza y no pretenderla a nuestro servicio.

SI bien las ideas ecofeministas nacen de pensadoras de otras tierras, con otras realidades, nosotras tomamos sus ineludibles aportes y redefinimos el concepto desde nuestro territorio. Entendemos las problemáticas de nuestros pueblos y nos hermanamos con las demás luchas. Para ellas, fundamentalmente, nuestro aliento y admiración.  Nos enfurece como los recursos son apropiados para ser funcionales a las grandes ciudades, a los grandes empresarios, terratenientes, a las figuras hegemónicas del poder. 

Como ecofeministas libertarias consideramos fundamental, hoy más que nunca, una organización horizontal que abrace las ideas a las que nos aproximamos en el presente texto, en pos de un ambiente saludable y de la emancipación total. Internacionalista, revolucionaria y sorora, construída en redes con otras. El capitalismo patriarcal y colonial, no va más y, nuestra tierra lo sabe. 

 ¡Hermana, escucha, únete a la lucha!