Una Alimentación Agroecológica es fundamental para la vida y en tiempos de coronavirus.

En Abril de 2020, al mes de iniciada la cuarentena por la pandemia del COVID-19, desde Naturaleza de Derechos, se presentaba la recopilación realizada por Eduardo Martín Rossi sobre las evidencias científicas del carácter inmunosupresor que poseen los agrotóxicos respecto al organismo humano, y la relación que ello tiene en el contexto pandémico, ya que un sistema inmunológico fuerte es fundamental ante las gravísimas implicancias del Coronovirus en la salud humana. 

A 10 meses de esa publicación que ponía sobre la mesa ese riesgo significativo, se acaba de publicar en la Revista Food and Chemical Toxicology el resumen de la investigación científica "El papel inmunotóxico de los organofosforados: Un riesgo oculto que aumenta la patogenicidad del SARS-CoV-2" por un equipo de investigadores/as de la India que avala esa postulación que se realizaba en el trabajo recopilatorio de Naturaleza de Derechos y que contó con el aval y el prólogo de la médica Dr. María del Carmen Seveso de la Red Salud de Chaco. 

El trabajo de investigación de los científicos de la India parte de las premisas que la acumulación constante de sustancias inmunotóxicas en la tierra es un grave problema mundial que afecta a las personas con estrés patógeno. Que los organofosforados (OF) son compuestos peligrosos que están omnipresentes en la naturaleza y que alimentan el estrés oxidativo para perjudicar la respuesta inmunitaria antiviral en las entidades vivas. Además, los organofosforados promueven el estallido de citoquinas y la piroptosis en las cámaras broncoalveolares, lo que provoca graves dolencias respiratorias. 

Ante el brote COVID-19 causado por el SARS-CoV-2. La investigación científica señala que la infección desencadena una tormenta de citoquinas junto con manifestaciones inflamatorias y trastornos pulmonares en los pacientes. En consecuencia considera que dado que la exposición a los organofosforados promueve la necroinflamación y ante los problemas respiratorios, durante la actual situación de pandemia, la exposición adicional a los órganos fosforados puede exacerbar el resultado inflamatorio y las enfermedades pulmonares en los pacientes, o la preexposición a dichas sustancias químicas podría resultar un factor de riesgo para la inmunidad comprometida. 

La investigación en sus conclusiones señala que las evidencias citadas en la revisión confirman que los OF perturban varios componentes del sistema inmune humano que pueden ser oportunistas para las infecciones virales. Además, varias dificultades respiratorias, como el asma alérgico, la neumonitis y la bronquitis crónica, se correlacionan positivamente con la exposición a los OF.

Además se apunta que un sistema inmunitario sano es esencial para superar la infección por el SARS-CoV-2. Por lo tanto, la preexposición a los OF o la coexposición a ambos agentes nocivos podría aumentar las reacciones inflamatorias, la piroptosis y las deficiencias pulmonares, junto con un mayor resultado mortal en los pacientes de COVID-19.

Puntualmente se señala que el estrés oxidativo inducido por los OF es el principal impulsor de la apoptosis en los órganos linfoides que participan en la maduración de los linfocitos y en el desarrollo de anticuerpos de alta afinidad contra los antígenos virales. Por lo tanto, las lesiones apoptóticas mediadas por los OF en los tejidos linfoides también pueden amortiguar la eficacia de las vacunas potentes en cierta medida. 

Dado que aún no existen trabajos experimentales directos que diseccionen los impactos colaborativos de los OF y el SARS-CoV-2, este artículo, según sus autores/as atraerá a la comunidad científica de todo el planeta a concentrarse en la hipótesis propuesta para desvelar el sinergismo entre las dos amenazas de la raza humana. 

El equipo agrega que los graves problemas de salud que se discuten en la literatura actual deben llamar la atención de los responsables de la política medioambiental mundial y de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales interesadas en los peligrosos impactos de la exposición a los OF en el ser humano. Además, les insistirá para que adopten las resoluciones necesarias y modifiquen las políticas que podrían limitar el contacto de los seres humanos con los OF.

Por último, la investigación focaliza en la importancia que tienen los antioxidantes como herramientas de rescate del sistema inmunológico respecto a los impactos perjudiciales de los compuestos OF, concluyendo que una dieta rica en antioxidantes (característica de las frutas, hortalizas y verduras con alta presencia de polifenoles) sería útil para mantener un buen sistema inmunológico que es esencial para superar el COVID-19.

En este sentido, la investigación científica nos lleva a relacionar su aporte sobre la importancia de una alimentación rica en polifenoles y los resultados de los controles oficiales del SENASA en cuanto a la presencia de agrotóxicos en los alimentos que se consumen en Argentina (y que también se exportan a otros países). Ello dado que las frutas como las frutillas, uvas, arándanos, manzanas, duraznos, bananas, pomelos, naranjas, peras, limones y sandías, entre otras; hortalizas como los pimientos, tomates, cebollas, ajos, y zahanorias entre otras; verduras como la rúcula, lechuga, kale, entre otras, y cereales como el trigo que son los alimentos con mayor riqueza en polifenoles, son los que también cuentan, en la Argentina, con una importante carga química de residuos de agrotóxicos, según los controles realizados por el SENASA, entre los años 2017 y 2019, en los canales comunes de comercialización (mercados concentradores, hiper y supermercados, verdulerías). 

Entonces surge una incertidumbre significativa que se materializa en varios interrogantes que se plantean desde el sentido común, y que se suman a los propuestos por el equipo de investigación y que seguramente la ciencia digna se encargara de contestarlos. ¿Actúan del mismo modo los polifenoles en alimentos sanos que en alimentos contaminados con agrotóxicos organofosforados ? ¿Cómo es la sinergia entre agrotóxicos organofosforados con las otras clases de venenos (organoclorados, piretroides y carbamatos) - que se utilizan en la agricultura industrial y también se hallan en los alimentos como resultado de la intervención antrópica capitalista - y su vínculo con la función antioxidante que la naturaleza le otorgó a una gran parte de las frutas, hortalizas y verduras ?.

A la luz de la investigación científica reseñada según la cual hay una incidencia marcada en el aumento del riesgo al COVID por la pre o coexposición directa a los agrotóxicos organofosforados se impone razonablemente el criterio que los alimentos (como fuente innegable de exposición indirecta) no deberían contener residuo alguno de ese tipo de sustancias químicas y de ningún otro, como una derivación lógica de que la alimentación es un determinante fundamental de la salud, y la salud como derecho implica que el Estado debe garantizar que se alcance el máximo estándar posible.

Ante los efectos coayudantes que tienen los agrotóxicos organosfosforados respecto del COVID (que no descarta los de los organoclorados, piretroides y carbamatos), ese máximo nivel de salud (que incluye un sistema inmunológico fuerte) reconoce un presupuesto fáctico inobjetable: solo puede ser alcanzado con una alimentación sana y rica en polifenoles. Por lo tanto, precautoriamente, es necesario bloquear todo riesgo que pueda afectar la funcionalidad antioxidante de los alimentos que es la que ayuda a neutralizar los efectos coayudantes de los agrotóxicos organofosforados en relación al Coronavirus, según la investigación científica.

 Como una conclusión preliminar - desde la perspectiva jurídica -, que va en el mismo sentido de lo que se concluye en el trabajo científico citado, la respuesta que da el derecho a la incertidumbre significativa particular que se nos presenta - y en los términos de los interrogantes apuntados más arriba -, es la aplicación del principio precautorio, cuya consecuencia es clara: una alimentación sana como determinante de la salud presupone - de partida e inevitablemente - alimentos sin residuos de agrotóxicos de ningún tipo, y con mayor razón en una era pandémica, para garantizar eficazmente el derecho a la salud. Pensando a ésta última, desde su acepción moderna, es decir, ya no como una ausencia de enfermedades, sino como el máximo nivel posible del estado de bienestar físico, mental y social, que requiere un rol proactivo del Estado a través del establecimiento de políticas públicas que lo promocionen, obligando en ese sentido - también como punto de partida ineludible -, desanclar el sistema agroalimentario del modelo del  agronegocio. 

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 Fuentes y citas:

- Immunotoxic role of organophosphates: An unseen risk escalating SARS-CoV-2 pathogenicity. Marzo 2021. Prem Rajak, Abhratanu Ganguly, Saurabh Sarkar, Moutushi Mandi, Moumita Dutta, Sayanti Podder, Salma Khatun, Sumedha Roy. Food and Chemical Toxicology, Volume 149, 2021, 112007, ISSN 0278-6915 

- Alimentos & Residuos de Agrotoxicos. 2017-2019. Naturaleza de Derechos. Febrero 2021. 

- Portal de los Antioxidantes

- Inmunología & Agrotóxicos. Eduardo Martín Rossi. Naturaleza de Derechos. Abril 2020. 

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