Libro / Planeta Azul.

Novela Socioambiental de Yanina Gambetti. Historias de luchas, amores y esperanzas en torno a las guerras por el Agua.

NaturalezArte 06/02/2023 Naturaleza de Derechos Naturaleza de Derechos

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La autora nos invita a compartir luchas, amores y esperanzas en torno a las guerras por el Agua. Una historia sobre la historia no oficial, en personajes que encarnan voces ancestrales, una mirada sobre la búsqueda incansable de quienes siembran un nuevo amanecer mientras lidian con un mundo obsoleto de corrupción y saqueo sobre cuerpos, pueblos y territorios.

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Fragmento.

" (...) El clima para esos años seguía siendo de temperaturas extremas. En el pasado, entrado el año 2025, el calor en la mayoría de los lugares del planeta se había intensificado debido a los desmontes y la escasez de lluvias. Los termómetros ambientales marcaban siempre arriba de 47 grados.

Era verano, el calor arrebataba el ambiente y cuajaba la tierra, pero bajo el kiri el aire se sentía como en otro planeta. Su sombra era un remanso en el desierto. Hasta corría el aire que aunque un poco tibio se sentía envolvente y reparador.

-Abuela, ¿alguna vez  hará menos calor?- preguntó él, mirando al cielo limpio, sin una nube.

-Uff, mi lindo Fen, no es como para quejarse. En estas épocas haría mucho más calor si no hubiese sido por el Gran Respiro del Planeta y las historias que vinieron después. Pero eso… eso fue hace muuucho. -suspiró la abuela-. ¡Y el kiri!- exclamó mirando hacia la copa del árbol- ¡Mi querido y resistente kiri! Sí que supo aferrar sus raíces con fuerza en estas tierras golpeadas, desafiando incendios, sequías y desmontes- Volvió su mirada con sonrisa hacia Fen:

- Como vos ya sabes, Fen, gracias a los árboles respiramos y sobrevivimos- decía con aires de saber- En fin… como siempre, me voy por las ramas, querido. Pero sobre tu pregunta acerca del calor -la abuela golpeteaba con velocidad su dedo índice sobre sus labios, como tomando impulso para recordar algo o resolver una duda- no lo sé, tal vez algún día tengamos un verano fresco y agradable como alguna vez tuvimos. Ojalá lo veas… Sí, podría ser que lo veas- y en ese momento, le acarició el cabello y bebió un poco de limonada, para hacer una pausa.

-¿Qué hacías vos en el verano cuando eras chica?-

-Bueno, era muy divertido. Con mi familia íbamos siempre a alguna playa, porque vivíamos cerca. Todos los chicos se bañaban en el mar, nos pasábamos horas nadando, saltando olas. Hacía muuuucho frío cuando entrabas al mar, eso si que me acuerdo muy bien.

-No puedo creer que entraban al mar, abue. Yo nunca me pude bañar en él. ¿Cómo se sentía?-.

-Lo sé, mi niño, y es una pena que esté tan contaminado. Quizá algún día podamos repararlo. Pero bueno, vos me preguntas cómo se sentía… Se sentía felicidad. El olor a mar, a agua salada, las risas de mis amigos jugando en la orilla con baldecitos, palas, rastrillos… todo era muy hermoso. Juro que si hubiese sabido todo lo que sucedería después, habría intentado convencer a mis padres, por todos los medios, de que hicieran algo para evitarlo. Pero ellos no se daban cuenta, o no querían darse cuenta. Quizá, como la mayoría de los adultos en aquellos tiempos, solo eran indiferentes al desastre ambiental que se venían provocando y que pronto nos condenaría a todos a una crisis espantosa-.

-Abue ¿ y el río? ¿Cuándo yo era muy pequeño teníamos río?-.

-Sí, Fen. Vos no te acordás porque tenías menos de dos años. Pero si, teníamos rio y teníamos las cascadas. Con tu abuelo y tu mamá disfrutamos mucho de los últimos años de abundancia…-suspiraba entre frase y frase, porque casi podía tocar con su memoria aquellas aguas, aquellas flores. Casi que podía sentir el aroma de aquella tierra prometida en la que había vivido tantos años felices.

El suelo resquebrajado bajo sus pies se extendía hasta más allá de las fronteras que la percepción y escasa estatura de Fen podían divisar. Algunos páramos verdes, como islotes solitarios, se distribuían en el territorio a una distancia que, a veces, llegaba a ser mayor a 5 mil metros. Ese era su mundo, un mundo que se resistía a morir de sed donde habitaban niños como él, de futuro incierto y hambre de agua (...)"

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